miércoles, 4 de marzo de 2009

OJOS EN EL CIELO

Esta mañana me deje ver por Dios, la verdad no había notado sus grandes ojos. El me miró y yo lo miré. Entonces, comprendí.

Penetrando fijamente y no requiriendo mucha concentración, mis corneas notaron con asombro un parpadear en el cielo; nubes blancas, grises y un fondo azul fueron el objeto de mi contemplación.

Nunca. Lo digo con tristeza, en toda mi vida había pensado esto, nunca surgió de mi imaginación. ¿A quien se le puede ocurrir razonar y poner los ojos de Dios en el cielo? Pues a un extra de la tierra no, a mi sí……….un intraterrestre.

Suavemente y con múltiples cerrares y abrires, sus ojos se van moviendo a nuestro alrededor, percatándose de todo lo que ocurre en esta selva, unas partes rural, otras partes más ciudad.

Es más, si me dejo llevar por mi instinto y locura, alcanzo a ver reflejado en sus retinas, imágenes de lo que él puede ver. Yo y otros dibujos. Una oveja. ¡Oh! Un delfín. ¡Oooooh! ahí esta, si! si!, ahí esta, el dibujo de mi amada también esta en su visión. Que bella que se ve, me arriesgo a decir que se vino de blanco.

Gracias. Por prestarme tus ojos. Gracias. Es un muy bonito detalle. Pero………la curiosidad de mi conciencia quisiera preguntarte, puesto que los dos notamos opacidad y luz en tus pupilas. ¿Por qué a veces lloras? Unas lágrimas a veces suaves, otras, que se nota el desespero. Me preocupa.

Lo cierto es, que hoy a ti Dios, te pido llores, salvo no por tristeza, sino por alegría.

Sabiendo que en mi, hay algo mal, te digo yo, intentare cambiar.

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