Es destruir la confianza,
el secreto, la intimidad,
el tiempo construido,
los años vividos,
la unidad.
Es afirmar lo instintivo,
la mera carne sin freno, ni cerebro,
la mera genitalidad.
Es marcar un fin,
romper un corazón,
deslegitimar la memoria,
sepultar un horizonte.
Es perder un beso tierno,
una mirada especial,
un tesoro, una verdad,
el genuino consuelo,
la dulce amistad.
Ser adultero es fácil,
no serlo es el ideal,
y como todo postulado,
del esfuerzo y del ingenio,
depende el ganar.
¡Alto! Ponga en el camino
Si no lleva el ingrediente principal:
la sumisión divina,
implacable arma para triunfar,
que extingue las bajas pasiones,
y eleva las de 1, 80.
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